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Conoce a las curadoras

CONOCE A LAS CURADORAS: SILVIA TRUJILLO

Socióloga, investigadora, columnista y curadora. Asimismo, trabaja en comunicación social y género y, desde hace varios, transita entre las fronteras de las artes y la academia. Se graduó de sociología en la Universidad de Buenos Aires y realizó una maestría sobre Derechos de las Mujeres en la Universidad de San Carlos de Guatemala. También es investigadora social y docente en la Universidad Rafael Landívar.

Es autora de investigación de sociología periodística sobre la situación de las mujeres periodistas en Guatemala: Espejos rotos. Además, coordinó el Observatorio Mujer y Medios y ha sido perita en casos de libertad de expresión. Actualmente, forma parte del equipo de comunicación del periódico feminista La Cuerda.

A continuación, te compartimos una entrevista en la cual profundizamos qué ha significado la curaduría y ser curadora en Guatemala para ella.

Para ti, ¿qué es la curaduría?

Me gusta pensar en el curador/ la curadora como alguien que tiene la capacidad de entretejer las diversas sensibilidades, interpretar la polisemia de las obras, conocer la historia del arte, pero, a la vez, tener la suficiente humildad para treparse a una silla a clavar los clavos que faltan para terminar de montar una exposición. Por lo tanto, es una persona que media entre el cielo/infierno de las/os artistas, los espacios de exposición, las y los coleccionistas, los públicos (a quienes hay que conocer y «encantar» (cautivar) y todas las personas que conforman eso que llamamos «mundo del arte». En esta relación la persona que ejerce la práctica curatorial no puede escindirse de su contexto y, por eso, considero que un imperativo es abordar los temas que duelen, que laceran, que lastiman, hacerlo sin literalidades, pero ponerlos en evidencia.

Creo, finalmente, que para «curar» la producción de un artista, quien realiza dicha práctica debe poder/saber «ver»/interpretar en la obra lo que tiene de único y singular, algo que nadie más puede ofrecer y desde ahí compartirlo con las audiencias. Como quien cuida las semillas, las selecciona, las cuida y luego las siembra para verlas crecer.

¿Qué representa para ti ser curadora/artista/gestora cultural?

No me atrevo a nombrarme como tal. Me defino más bien como creadora, trenzadora de palabras. Escribo, a veces, casi de forma compulsiva, sobre lo que me conmueve. El arte me conmueve, me atraviesa. Opino, algunas veces desde la incomodidad, otras desde la impotencia o la rabia, a veces desde la esperanza. El arte, muchas veces es un polinizador de esperanza. Creo, me desafío, armó entramados de ideas porque ese es mi salvoconducto. Escribo, investigo, leo, analizo como práctica ante la vida. Escribo, publico, soy docente, comparto lo que he aprendido porque es mi forma de abrir surcos, brechas, de aportar a una sociedad distinta en la que creo. Y desde esa identidad fronteriza y múltiple me atreví a ser gestora en el centro cultural Casa Roja hace ya diez años.

He tratado de establecer puentes entre los mundos que me habitan, la sociología, la comunicación, el feminismo y el arte. En todo caso, de tener que definirme en ese rol, siempre tengo en mente una frase de Julio Cortázar que para mí es muy significativa, dice algo así: «Un puente no es un puente sino el ser humano que lo cruza». Entonces, yo entiendo el ejercicio de curaduría como ese ser que cruza el puente, que dialoga entre los «mundos» y en todo caso va dejando su aporte en cada uno de los espacios.

¿Cuáles son tus referentes de curadoras?

María Victoria Veliz porque fue quien me hizo la primera pregunta que me obligó a pensar en la relación entre las ciencias sociales y el arte y ahí empezó mi camino, este, que me llevó a estar hoy respondiendo estas preguntas.

Rosina Cazali, Anabella Acevedo, Maya Juracán y Numa Dávila porque son quienes, en este contexto, a veces hostil, a veces más, le siguen apostando a la posibilidad de pensarnos desde el arte. Y eso es revolucionario en este contexto. Tanto, como la ternura y leer la historia a contrapelo.

Virginia Pérez Ratón, Tamara Díaz y María José Monge porque recibiendo clases con María Victoria Veliz las encontré en mi camino y sus retinas exquisitas capaces de crear lo que crearon y crean me perforó la sensorialidad.