Decálogo Curatorial

Decálogo Curatorial
Por: Rosina Cazali

Si decides ser curadora, ya dejá de pedir perdón o permiso para opinar.

Si te dicen que eres problemática di que sí, lo eres.

Pues lo problemático es la materia prima de toda tesis curatorial.

Como curadora, no repitás mecánicamente lo que han dicho curadores, historiadores, críticos o artistas hombres. Intentá rescatar lo que han dicho curadoras, historiadoras, críticas y artistas mujeres.

Cada cierto tiempo odia el arte y sus distorsiones, como única vía para recordar que el arte es la expresión más clara de los misterios de la humanidad.

La curaduría consiste en generar espacios de intermediación entre arte, artistas, ideas y públicos. La curaduría no es limpiar el piso de la institución, llevarle agua a los artistas y abanicar a los patrocinadores.

Como curadoras tenemos la posibilidad de detectar fisuras donde poder introducir silenciosamente una defensa del valor de gestos artísticos que a la sociedad y a las instituciones conservadoras les parecen inútiles.

Una exposición curada desde una mirada feminista no responde a una moda sino a la deuda histórica de desmontar las codificaciones que el patriarcado ha elaborado, históricamente, sobre el arte hecho por mujeres.

Aunque estemos en desacuerdo escuchemos a nuestras colegas mujeres. Porque es muy raro que dos rayos caigan en un mismo lugar, con el mismo interés y carga profesional.

Nunca permitas que te echen en cara el poder que irás adquiriendo como curadora. A través de tus proyectos muestra que tienes la suficiente sensatez para dosificarlo.

Y recuerda: la intuición curatorial no es un arquetipo femenino, es una forma de conocimiento.